Hoy quiero abrir un melón: La Maternidad

Hay temas que se sienten delicados… pero urgentes.

Temas que nos atraviesan, aunque no estemos dentro.

Hoy quiero abrir uno de esos melones.

La maternidad.

Hay mujeres que desde pequeñas lo tenían claro: querían ser mamás.

Otras, que también lo creían… hasta que crecieron y se dieron cuenta de que no era lo que realmente deseaban. Algunas que quieren con todo su ser… pero no pueden.

Otras que sí quieren, pero las circunstancias que las rodean no se lo permiten: el trabajo, la pareja, la economía, la falta de red.

Y muchas más de las que imaginamos, que simplemente dudan, o no lo desean, pero viven atrapadas en un bucle de presión social y familiar que no las deja respirar.

La maternidad tiene tantas formas como mujeres existen.

Y no hay un solo camino correcto.

Solo hay decisiones personales que merecen ser respetadas.

Vivimos en tiempos donde las cosas están cambiando.

Las sociedades evolucionan, las conversaciones se abren, las libertades crecen.

Y con todo eso, algo debería estar más claro que nunca:

La maternidad no puede ser una imposición. Tiene que ser un deseo.

Un deseo real. Profundo. Propio.

No una expectativa heredada, ni una respuesta al miedo de quedarse sola, ni una reacción a la presión del reloj biológico o de los comentarios de los domingos en familia.

Porque la maternidad soñada, planificada, idealizada… no siempre se parece a la maternidad vivida.

Y esto no lo digo para generar miedo. Lo digo para invitarte a mirar con conciencia.

A cuestionar lo que te han contado. A preguntarte lo que tú realmente quieres.

A tomar decisiones que te representen.

Margaritas

Y si estás en ese punto en el que no sabes si quieres ser madre o no, pero no descartas la posibilidad, hay algo práctico que quiero compartirte: congela tus óvulos.

Hazlo desde la duda, no desde la urgencia.

Hazlo para darte opciones, para abrir posibilidades en lugar de cerrarlas.

Hazlo para que en el futuro no tengas que arrepentirte de no haberlo hecho. Porque, seamos sinceras: muy pocas personas se arrepienten de haber congelado. Muchas se arrepienten de no haberlo hecho.

Y si llega el momento de embarcarte en esa aventura, que sea una decisión consciente.

Sabiendo que tu vida va a cambiar. Por completo.

Y eso no es ni bueno ni malo. Es simplemente algo que merece ser mirado de frente.

Porque el amor a otra vida también necesita amor hacia la tuya.

Y para cuidar a alguien más, primero necesitas cuidarte tú.

Nadie puede decidir por ti. Ni tu familia, ni tu pareja, ni la sociedad, ni el tiempo. Solo tú sabes lo que hay dentro.

Y sea lo que sea… es válido, es tuyo, y merece respeto.

Gracias por leer hasta aquí.

Y si esto te ha hecho pensar, replantearte o simplemente sentirte acompañada, te leo en los comentarios. #maternidad #nomaterinidad #congelacióndeovulos #mujerlibre