top of page

Ciclos emocionales: entendiendo y fluyendo con nuestras etapas internas

Hay días en los que sentimos que podemos con todo. Nos despertamos con claridad mental, con energía, con esa sensación de saber cuál es nuestra dirección, ya sabes, esos días que fluimos con la vida. En cambio, están los otros días… esos que nos cuesta muchísimo arrancar. Nos sentimos más cansadas, quizás frágiles, distraídas, tal vez más introspectivas, como si no nos quedara energía, y nos preguntamos: ¿Qué me pasa? ¿Por qué estoy así si todo está bien?

Pero, ¿y si no se tratara de un “problema” sino de un ritmo natural que hemos olvidado escuchar?


Somos seres cíclicos, aunque vivamos en línea recta

Desde pequeñas nos han enseñado a funcionar en línea recta: obligaciones, metas, logros, vamos, productividad constante. Pero la vida no es así y la naturaleza tampoco.

Igual que el mar tiene mareas, la luna cambia de fase y las estaciones giran una y otra vez… Y nosotras también vivimos en ciclos.

No siempre sentimos lo mismo, no siempre deseamos lo mismo, no siempre estamos para lo mismo. Y eso no es incoherencia ni debilidad: es sensibilidad, es escucha y es humanidad.


Conectar con nuestros ciclos emocionales

Los ciclos emocionales no tienen un calendario fijo, pero sí señales claras. Si aprendemos a observarnos con cariño, podemos identificar las etapas por las que transitamos internamente. Algunas de las más comunes son:

  • Etapa expansiva: Nos encontramos con motivación, claridad, fuerza para crear, compartir, iniciar.

  • Etapa estable: Nos sentimos en equilibrio, enfocadas, sostenidas en lo que estamos haciendo.

  • Etapa contractiva: Hay más necesidad de introspección, de recogimiento, de cuidado.

  • Etapa emocional profunda: Pueden aparecer nostalgias, cansancio, sensibilidad, ganas de estar en silencio o simplemente el no querer hacer nada, solo parar y descansar.

Estas etapas no son buenas ni malas. Son necesarias. Son parte del proceso. (Y sí, muchas veces estos ciclos se relacionan también con nuestro ciclo menstrual, aunque ese tema merece un espacio propio, y pronto escribiré una entrada hablando de ello.)

  

No forzar, sino fluir

El conflicto aparece cuando pretendemos estar siempre bien, siempre activas, siempre disponibles. Pero esa exigencia desconecta, porque fuerza y porque juzga.

Fluir con nuestros ciclos no significa dejar de hacer o de trabajar, sino hacerlo desde otro lugar: uno más amoroso, más consciente, más respetuoso.

Tal vez hoy no es un día para tomar grandes decisiones. Tal vez es un día para dejarte sentir y descansar. Y eso también es valioso y forma parte del camino.


¿Cómo acompañar nuestros propios ciclos?

Aquí te dejo algunas sugerencias para empezar a reconectar contigo misma:

  • Escucha tus señales internas: si estás más irritable o cansada, no lo ignores. Pregúntate qué necesitas y háblate con amor.

  • Observa tu energía sin juicio: hay días altos y días bajos. No trates de mantener un ritmo artificial.

  • Registra tus cambios emocionales: llevar un diario puede ayudarte a detectar patrones que se repiten.

  • Permítete no estar disponible para todo: a veces decir “hoy no puedo” es el mayor acto de autocuidado.

  • Cuida a tu cuerpo y tus emociones: son tus aliadas, no tus enemigas.

 

Reconectar con tu ritmo es volver a ti. Conectar con tus ciclos emocionales es una forma de reconectar contigo. De darte espacio, de darte permiso y de darte paz.


Recuerda: No somos lineales. Somos mar, somos luna, somos estaciones.

 

Te leo en los comentarios :)

 
 
 

Comments

Rated 0 out of 5 stars.
No ratings yet

Add a rating

Suscríbete a la Newsletter

Te invito a reservar unos minutos para ti. Únete a la Newsletter y encuentra ese espacio donde puedas escuchar tus pensamientos, reflexionar, y cultivar tu bienestar.

¡Gracias por suscribirte!

© 2023 by Jessica Barberán

bottom of page